Hay jóvenes que nacieron con curiosidad de crear, habilidad para vender y la vocación de servir; en pocas palabras, se caracterizan por su gen emprendedor.
Otros, en cambio, deciden invertir sus ahorros en abrir un negocio porque no encontraron empleo al terminar su carrera o las condiciones económicas no les permitieron hallar un trabajo bien remunerado. Empresarios expertos aseguran que los jóvenes, aunque son inconstantes, tienen ideas creativas que, con asesoría y consultoría, podrían detonar negocios sólidos que generen empleos de calidad.
Un joven emprendedor es inquieto y, por naturaleza, no sabe aterrizar proyectos, sólo tiene ideas que le vienen a la mente y que comienza a trabajar, pero se siente incapaz de aterrizarlas. Es inconstante, aunque ésta es una característica positiva: hoy piensa en un proyecto, en tres días en otro y, finalmente, lo cambia. Lo importante es que, cuando encuentre un proyecto que sea viable, se deje guiar y apoyar por expertos en emprendimiento. Las razones que les llevan a decidir crear su propia empresa son diversas, y entre ellas se encuentran el tener libertad de acción profesional, hacer lo que les gusta, y tener un mejor ingreso económico.
Los jóvenes emprendedores deben romper con sus propias barreras, verse capaces de hacer grandes cosas en los ámbitos que sean de su interés, ya sea como emprendedores o trabajadores por ello las universidades se encargarán de dar aquellos conocimientos que necesitan y despiertan el espíritu emprendedor a través de cursos especialidades en los que se trabajan habilidades para que aprendan a hacer una buena introducción en el mercado, técnicas de marketing y merchandising...
Los jóvenes deben aprender a desarrollar grupos interdisciplinarios teniendo en cuenta como idea principal que estos grupos interdisciplinarios les ayuden a crear un modelo de negocio a la microempresa, dándoles ideas interesantes desde cómo poner un rótulo, crear alianzas con proveedores, aprender a dar un servicio de calidad de atención al cliente.
Poniendo en práctica esta dinámica, el joven universitario, a pesar de que no cuente con una sólida experiencia, tendrá la creatividad y el conocimiento para apoyar y mejorar a la comunidad en la que vive y hará que ese micronegocio tenga más posibilidades de éxito en el mercado. De manera complementaria, el joven emprendedor se tomará el reto de abrir o apoyar un negocio existente y hará suya la responsabilidad de mejorar la imagen de la empresa, sus ventas y utilidades.